lunes, 21 de enero de 2008

Poesía turbulenta, pesadilla transparente

I

En la memoria quedan jirones,
que se laceran junto a los reflejos,
encerrados y lerdos en sus ojos amarillos...
Al pájaro blanco se posa en mi ventana
en mi soberbia reflexión se queda tieso.

Espero el lavado positrónico,
el borrador nulo de miles de ceros,
uno, cero, dos en sus ojos amarillos...
La pantalla azul se ha hecho negra,
me encierro en su basto silencio.

Maravilla de los mil tiempos,
Estupidez de todos los momentos,
se han apagado sus tontos ojos...
Para sucumbir sin reposo,
con los parpados abiertos al firmamento.

II

He de resoplar mi ultima pieza,
antes de caer sobre mi profundo enfisema,
ya no pienso en nada sólido...
Desde la profundidad del esqueleto,
el declamante se aniquila con su ultimo poema.

No hay formula si no sentido,
No hay contexto sin pensamiento....

Siete vocales en una lengua,
Para forjar la rudeza consonante,
No hay palabras ni pensamientos...
Para hacer mímica a la conciencia,
Ahogada entre las voces guturales.

No hay formula si no sentido,
No hay contexto sin pensamiento....

III

Lux extrema, luz perdida...
Ya no se como hallar el camino,
de trasparentes aguas y olor a canela,
para respirar sereno,
y soñar con el vetusto sosiego.

Ha de terminar el camino...
dejándote brillar como una estrella,
para inhalar la soledad,
pura, diáfana y profana,
durante todos mis lentos atardeceres.

Lux extrema luz serena...
extraviada en mi mundo de sueños,
imposibles de ver y tocar desde lejos,
con mis dedos profusos y torcidos,
en todos estos siglos de encierro,


IV

Un cántico breve...
Para aniquilar el momento,
una palabra enferma,
para adormecer tus huesos.

Mis labios se funden como el aluminio,
blanco puro y desabrido...
Mordiendo con vil torpeza,
lo mas negro del cieno.

V

Envejezco intrascendente
para zozobrar en mar abierto,
una gaviota arranca mi cabello,
torturándome con su chillido...

en mi ojo de cristal creciente,
pulsan venas y corazones,
para verter lentamente,
sus pasiones y sin sentidos...

Es el mástil alto y supremo,
donde cuelga siempre muda,
aquella virtuosa del silencio
que en sus carcajadas rueda y se agita...

posando de frente soberbia...
para vaticinar con su caída ,
relámpagos de fuego
los destello de su prodiga suerte.
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02-02-2006
Nocturnidae
Rafael D. García P.
Derechos reservados

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