lunes, 21 de enero de 2008

El árbol



Soné con un árbol, profundamente verde, muy grande y frondoso, lleno de naranjas y suculentos mangos... esos que ves por las tardes cuando con su fragancia híbrida te piden a gritos que los devores. Atraído cual abeja quede atrapado o mas bien frenéticamente encantado, en mi deseo infantil no dude en ascender rápidamente a sus copas, intente treparlo en un primer arranque de furia (o quizá gula), cuando bruscamente caí al romperse una de las ramas donde me había montado. Intente nuevamente y otra rama cayo, también caí para saborear el suelo...
En mi terquedad insistí miles o quizá mas bien millones de veces... Cada vez que me afanaba en ascender de una rama a otra, caía nuevamente al suelo, ensuciándome con los frutos podridos por un tren de larvas, escarabajos y lombrices que degustaban el húmedo almuerzo del desperdicio ... Arrastrado por la necedad , una y otra vez intenté trepar volviendo a caer irremediablemente, ensuciándome aun mas y alborotando a las moscas verdiazules que libaban de lo marchito...
Luego de haberme maltrecho lo suficiente, subí una vez mas pero paradójicamente no caí de nuevo, finalmente arriba entre los distintos manjares de la vida, salte desde una de las ramas y con mis dientes partidos al llegar al suelo corte el árbol...

Rafael D. García P.
Nocturnidae
23/08/05
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