Puedo vender palabras, cual proxeneta que vende carnes
entre sarnosos y mendigos, puedo comprar
tu silencio, pues después de todo tu lengua fue devorada por los cuervos. Esperaría
entenderte si tan solo tu espíritu no se
mezclara con tanta tinta, describiendo giros y distorsionando geografías.
No comprarías jamás mis pensamientos, puesto que nunca los comprenderías
y así estando en duelo con tu doble mimético, morirías en el suelo bajo el filo de tu misma espada. Morderías el
borde del mundo para no ser arrastrada por la cascada y aun no estando a punto
de caer, la tierra se haría blanda para liberarte al precipicio.
Sería el candidato para tu arrepentimiento, sin embargo me
sobran razones para ser el capitán de un globo, que libera sus cargas para perderse
entre las nubes famélicas arropadas por el mistral. Caminaría entre los cirros dando saltos
espaciados por las memorias de los angeles que sueñan con ojos mágicos y sonrisas
no tan maliciosas.
12/01/2012
Nocturnidae