lunes, 21 de enero de 2008

Espiras II (la realidad y su mascarada)

Mi ultima espira será arrastrada por el viento,
será dibujada en la arena,
en jirones de sangre seca...

Sólida, marcando el camino de los perdidos.
Para nunca despertar del surrealismo,
canibalizando a la fantasía...
Mi peso no vale estrellas, mis círculos tampoco,
que puedan comprar a los ciegos ángeles,
en sus días de mejores alegrías...

Cuando se rompen las ventanas,
mi peso marca el curso, en estupidez enrasada,
para disolver todas las astillas...

Un espiral irrepetible en el suelo,
de inservibles trazos cristalizados.
Veo el borde y triste el sauce...
La melancolía esta rota bien sentada,
picada por el vidrio y el resentimiento,
la tonta suicida en su propia trampa...

Volver a lo de siempre,
cada amanecer en ruedas negras y bandas azules,
entre la misma gente transparente...

Ocupando el despacho de un muerto,
asesinado por su orgullo e intelecto,
un espiral difuso en el suelo...
Ojo trazado en el firmamento,
sol brillante y lejano,
nuevo curso de este necio hijo tuyo.

Sin razones ni respuestas,
víctima de sus irreversibles convicciones,
el hierofante, besa la mano...

Muriendo siempre envenenado.
Árbol de manías y tortuosidad,
en tus surcos caminan rojas hormigas,
dama difusa de todas mis noches,
caracol infinito de mil septos,
refugio creciente y eterno de ansiedades...

Rafael D. García P.
17/08/05
Nocturnidae
Derechos Reservados

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