domingo, 13 de enero de 2008

Desorden y fragmentos mágicos...




Primero, un paso para caminar sin redes de acero, segundo, dos suspiros para limpiar el gavetero, finalmente un tercero para soñar como Cervero...

Un compartimiento para la tijera, los capilares y el viejo motor de la esfera rodante, todo en su santo lugar. En la segunda gaveta los papeles, los giros de bancos, las cuentas de teléfono y las fotos amarillas de ella, el orden es casi perfecto; numerados y etiquetados todos los rubros con colores, letras y señas para jamás perderme.

Quizá olvide algo, pero repentinamente vientos fríos congelan mi nariz...

Por un influjo violentísimo de conciencia, llega la memoria con una dosis profunda de orden, que me reanima y me esclaviza volviendo nuevamente a mi labor, replanteando el viejo esquema bajo algunas premisas aun mas exactas y perfectas. En definitivo soy un esclavo de la no-entropía.

Anotaciones sin presuntos desaciertos, con precisión casi quirúrgica, un circulo luego un triangulo posteriormente un perfecto cuadrado...

Uno a uno, van siendo tipificados los objetos por fechas y tamaños hasta que llego a las fotos de ella, las cuales por supuesto son dificilísimas de clasificar, comienzo algunas veces con un orden alfabético de las emociones (o momentos) empezando por las situaciones "amargas"; luego podrían venir las "claustrofóbicas" después las "hermosas" y así sucesivamente, sin embargo nunca estoy muy de acuerdo con ese orden, tendiendo a modificar infinitamente el arreglo y caer en un ciclo perpetuo.

Arreglo tras arreglo, orden contra superorden... el espíritu del caos aparentemente perdido, la esencia de ella en filas, columnas y conceptos...

¿Como ordeno y condeno sus miradas?, acaso de izquierda a derecha, ¿por lo profundo de sus ojos? ó ¿quizá por la amplitud de su sonrisa?... Impresiones difíciles de calificar y estandarizar, no existe paragon o referencia exacta... el puro planteamiento me aturde y me embelesa, un loco y un visionario se aniquilan en su encierro...

El caos mismo en su mágico perfume,
me duerme cual incienso fresco,
despertando abruptamente una tarde,
tomando retazos claros del detalle...


Rafael D. García P.
Nocturnidae
09/09/05
Derechos Reservados

No hay comentarios: