domingo, 13 de enero de 2008

Poemas Negros y Absolutos IV

A la musa que crece y atormenta...

I

¡La vida...Ja!. cargada de improperios...
Las palabras de A... resuenan en mi laberinto,
ninguna letra muerta... solo el sino,
¿alguna vez habré experimentado la alegría?

Si así es mi musa dorada, refulgente inalcanzable,
mi ego atado e inconforme,
solo observa y maldice,
entre los sabios mendigos....

Aunque soy débil,
mi devoción es la batalla, mi lucha;
entre insectos y osciloscopios...
Mi muerte la única ciencia segura.

Un cuarteto tras otro, la ira manifiesta,
abogo por los caídos pisoteándolos,
insomnio eterno de furias amalgamadas,
estaré despierto observando...

Soñaría escribiendo un réquiem,
un soberbio despido al todo,
sin mas metáforas ni silencios,
siquiera nihilismo en retratos...

II

Una danza muda, sin melodía,
Aturdimiento febril...
Tormento y fantasmagoría,
enciendo un cigarrillo para dormir,
siluetas de humo bailarinas de la nada.

Reuniones tuberculosas,
estertores y sonrisas,
Los observo y no los escucho...
necias palabras de arena,
para mis desvelos solo una misa.

De dulces tiempos artificiosos,
maquinarias brillantes de tecnología,
Son los destellos quienes me humillan,
silentes y agresivos, mordaces...
Tan simples y ruborizantes.

¿Es siempre así de modesto el destino?
Débil, insulso y sonriente,
¿me mostrarías tu corazón de fieltro?
marioneta de plástico colorido,
simpáticamente y grotescamente vacía...


III

Esta tarde me puse mis alas y volé...
Mucho mas alto que las brujas,
mas bajo que los ángeles,
con los ojos bien abiertos así como mis garras...

De trajes y de sotanas,
rabinos y opusdeístas,
Congraciados con la gracia misma...
Benevolentes, dulces, siempre amables,
repartiendo migajas a las palomas,
sus ojos blancos bendicen al mendigo,
enrollándole su asquerosa lengua...

IV

Saludé a mis maestros con modestia,
di el primer latigazo...
aprendí de mis errores,
nunca borre el pasado...

Llueve copiosamente en mi corazón,
petróleo pesado y caliente,
gotas heladas...
En los ojos de mi madre,
sus palabras mi aliento,
me marchitan los pesares...

Me despedí de mis maestros con soberbia,
jamás volví a flagelarlos...
Aprendí de mis errores,
nunca borre el pasado...



V

El corazón esta abierto,
la herida no esta sangrando,
pienso ahogar en un saco,
los aromas del antaño...

Puedo plasmar un final terrible,
que cierre el ciclo vaticinado,
pesadillas funestas que se bifurcan...
Mas un nuevo sendero parece estar trazado,
el verdor aleja a mi musa,
comulgo de nuevo con la esperanza,
temo aun a el futuro...
Mas soy ciego consumado,
un sol radiante alcanza a quemarme,
dejando retoñar nuevas hojas,
de este tronco calcinado...

18/04/05
Rafael D. García P.
Nocturnidae.
Derechos Reservados.

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