domingo, 13 de enero de 2008

El Amor y la Virtud

Juro mas nunca derramar una lagrima por el pasado,
que estas noches frías de febrero sean mi consorte
y el llanto por su ausencia se desvanezca,
con el correr del viento que agrieta mis labios...

Hurgo ansiosamente en mi plano intimo...

No he cambiado, jamás podría,
engañare a mis sentidos con el cambio,
perfumaré a la nostalgia con blancas estrellas,
para que la costumbre de su ausencia desaparezca.

“Entre las aves profundas del amanecer,
raudas y alegres en su vuelo,
dormidas bajo el sol ardiente del mediodía...
hojas verdes de la suave tarde,
arrastradas a la fría noche,
con olor a incienso, azahar y mil encantos...”

Conozco de engaños, ficciones y realidades,
me abrigo en lo insensato...
temo mirar mi reflejo en el futuro,
albergar la idea de mis párpados desgarrados.

Insomnio profundo develado...

Dormiré esta noche con mis ojos bien cerrados.
Profundamente cerrados...
Los cerrojos y las puertas de mis pasiones,
una vez plenamente abiertos a mi bien amada.

Invocaré a las virtudes, mis blancas musas,
esas carencias de moralidad tipificada,
los talentos y los desdenes,
el arte y las letras de mis sutiles sueños...

¡Cantad para mi y no para los otros!
Yo soy el dueño necio de los silencios...

Rafael D. García P.
Martes 22 de febrero de 2005
Nocturnidae
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