
Cuando me deslizo sobre la espiral azul,
entre afuera y adentro, se quema mi mano...
La veo y me pierdo, sigo cayendo sin llegar.
Arcos de luz me arropan y me pierdo...
Sobre el ojo dibujado en su mirada,
aún sigo descendiendo a ningún lado.
Uno y otro Giro, me acerco y me alejo,
gotas de lluvia caen desde lo alto...
Azul y rojo siempre en nuestras manos.
Todo nos separa y nos une al mismo tiempo...
la pared de ladrillos en silencio,
degusto la infusión amarga del tiempo.
Nocturnidae
Rafael D. García P.
23/11/03
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