martes, 10 de julio de 2012


Como cualquier periodo inerte, la musa en su afán de trascender me ha dejado solo de nuevo, no más palabras que plasmar ni silencios que traducir en hermosas expresiones que seduzcan al lector. No más paraísos artificiales, no mas idilios  reales representados en la armonía de una taza de café al final de la tarde, no más cambios, nunca más etéreas revoluciones, el mundo será así siempre estático y deforme hasta que ella aceptando su media humanidad decida tocarme de nuevo...

Nocturnidae

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