Como cualquier
periodo inerte, la musa en su afán de trascender me ha dejado solo de nuevo, no
más palabras que plasmar ni silencios que traducir en hermosas expresiones que
seduzcan al lector. No más paraísos artificiales, no mas idilios reales representados en la armonía de una
taza de café al final de la tarde, no más cambios, nunca más etéreas revoluciones,
el mundo será así siempre estático y deforme hasta que ella aceptando su media
humanidad decida tocarme de nuevo...
Nocturnidae
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