Subía la carretera de la colina…
ausente por los gritos de los vecinos,
de los ancianos y de los locos.
Paredes amarillas, techos abandonados…
Ojos en las paredes,
silencio, colmillos y pungentes hedores.
Criaturas susurran sobre las escaleras,
escuchan, juegan… advierten,
los difuntos nunca bajan.
Flores pintadas, naturalezas muertas,
siluetas que se arrastran por las ventanas,
es siempre hora de irme.
No hay cuervos en el cielo,
tampoco el zumbar de las chicharras,
la mordaz lengua se ha secado.
La puertas se abren, la rejas se cierran,
las miradas se apagan.
ya simplemente no existes…
Nocturnidae
03/05/2011
2 comentarios:
"ya simplemente no existes"
violento y aliviador a la vez.
Gracias...!
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