Tras bastidores de uniformes y trajes planchados, en recintos imaginarios de habitaciones hediondas y perfumadas, falsos intelectos, de características a la vista normales y refinadas se esconden espiritus filibusteros notablemente inmundos...
Actores indudablemente pusilánimes, candidatos frustrados al suicidio, cuya naturaleza es lo sufientemente cobarde para no optar por aniquilar sus viles existencias por el bien de la humanidad, estos seres abusadores y ladrones de inocencia, payasos sin talento son porquerias mucho menos que hombres se esconden con encantos o peor aún cual nobles de coronas sacrosantas con buenos propositos...
Ante las luz del teatro, sus reflejos claramente cobardes los desnudan débiles entre sus congeneres, flácidos, fofos y gelatinosos, blandengues y repulsivos, de rostros planos y ojos asimétricos, reaccionan como cucarachas cuando son descubiertos, buscando lugares oscuros para figurar entre las sombras con enmarcados en una retahíla de verbos y prosopopeyas poco originales y enfermando al publico con canciones que repiten por tradición inmunda y ferrea...
Asi andan por la vida derramando pseudoestoicismo, balbuceando éxito corporativo e impregando la vida con lemas de dudosa credibilidad y trazando como saltinbanquis sus caminos de éxito acartonado para ocultar sus genuinas y múltiples miserias...
Tras aquella cortina se esconden esos poco hombres que maltratan, abusan, ultrajan agreden denigran a las mujeres, viven en la ilusión de una tradición cuyo libreto ni siquiera entienden, sin embargo son profundamente indignos cuando cuestionan a los espíritus libres, esto por pura y genuina envidia... Estas deformes criaturas jamás se han quitado sus propios grilletes de sus mugrientos pescuezos, así cuando la obra parece terminar buscan encender un último foco que los desenmascara predicando una moral que siquiera ellos comprenden...
Nocturnidae 09/12/25

